La inspiración como problema de fondo

Hace unos días estando casa y con visitas salió el tema de mi blog y mis muñequicas (para disgusto mío... siempre que pasa eso me dan ganas de esconder la cabeza cual avestruz). Y como siempre se sucedieron esos comentarios inevitables como "a quién dibujo", "mira que me gustan", "dibújame a mí"... que me hacen sentir muchas veces como el típico informático al que siempre meten en el compromiso de "mi ordenata falla, pásate por mi casa". Geeks del mundo, sabéis de qué os hablo.

Peeeeeero entonces, mi compi Paloma-de-mi-corazón soltó una perla de ésas suyas que, cuando las deja caer, (y siempre y cuando sean de las bonitas), cambia tu concepto del mundo:

- Es que para que te dibuje tienes que inspirarla...

¡¡¡Pues claro!!! ¡Ni yo misma podría haberlo dicho mejor! Paloma, we love you!

Todo esto viene al caso porque me encuentro a veces en la difícil situación de tener que responder a aquellas personas que te piden que las dibujes, tanto encargos serios como comentarios "a ver si cuela", y ni quiero ser dura, ni quitarles la ilusión, ni parecer una artista-pedante-y-altiva. Pero es verdad que el concepto de la inspiración está ahí y resulta un problema, porque me es imposible comprometerme a crear kabezonitas basándome en alguien si esa persona no me inspira lo suficiente. El problema no es que no pueda (no es por no poder, por poder se puede) pero ni resultará fácil dibujar, ni me gustará tanto hacerlo, ni estaré contenta con el resultado. Y eso no mola...

Sí que hay excepciones a esa regla, sí que a veces se puede forzar esa inspiración, y sí que si llega, llega.

Y si una coronita de flores me inspira, pues qué se le va a hacer: pedir perdón, pedir permiso, y dar las gracias :)

¡Gracias, Vir!

PD: Por culpa del fotomontaje que hice para mi anterior entrada me llevé una broncaza telefónica por parte de mi madre creyendo la pobre que la de la foto era yo y que me había tatuado la espalda.

Mamá, ahí van 3 cosas:

1)  Gracias por alabar mis dotes con el photoshop, es todo un halago.

2)  Increíble que no reconozcas a tu propia hija aunque sea por el pelo, deberías saber que lo tengo más corto...

y 3)  Si ésa realmente soy yo, dime por favor de quién son las manos que están a mi lado y pásame tu número de teléfono :P

(Intenté calmarla y convencerla de que eso era sólo un montaje para el blog. Igualmente este fin de semana me levantó la camiseta por si acaso. Madre sólo hay una... *suspiro*)